sábado, 2 de mayo de 2009

¿Por qué ha llegado la hora de implementar el principio, “Ama a tu prójimo”


1. La diferencia entre el hombre y los animales es la capacidad del hombre de absorber los deseos de la sociedad que lo rodea. Él hace suyos estos deseos y a su vez transfiere sus deseos a la sociedad.

2. Esto crea un sistema de retroalimentación positiva que en principio es inestable. En los sistemas de niveles inferiores, como serían los biológicos, esta clase de influencia mutua no existe, por lo cual estos sistemas son estables.

3. Hasta el día de hoy, la sociedad humana estaba “abierta”. Por lo tanto, las alteraciones emigraban al ambiente exterior y se desvanecían allí.

4. Hemos llegado a un escenario en que la sociedad se ha tornado “cerrada”. Los sistemas cerrados con retroalimentación positiva se vuelven caóticos. Es lo que presenciamos hoy en día.

5. Sin embargo, junto con la enfermedad, la Naturaleza nos ha recetado la medicina. Si empezamos a mostrar amor y cuidado entre nosotros, en lugar del consumo desenfrenado, entonces el mismo mecanismo de realimentación positiva estabilizará el sistema, sacándolo del caos y llevándolo a la armonía. Esto es, de hecho, la única solución porque cualquier regulador exterior se volverá inútil, ya que estos deseos crecen mutuamente.

6. “Ama a tu prójimo” no es una idea novedosa. En diferentes épocas, la humanidad ha intentado construir sociedades basadas en este principio. Pero, debido a la “apertura” de la sociedad siempre fue posible escapar del ejemplo positivo. Hoy en día, sin embargo, hemos alcanzado un punto en donde no tenemos adonde huir. Por lo tanto, ha llegado el momento de implementar el principio, “Ama a tu prójimo”.

viernes, 1 de mayo de 2009

La Naturaleza puede volverse fatal para los humanos si no cambiamos


En las noticias (de The New York Times): “Los fósiles de coral apuntan a que el nivel del mar puede elevarse rápidamente” Una evidencia que se encontró en los arrecifes de coral en México resalta la posibilidad de una súbita elevación de los niveles del mar debido al calentamiento global. El estudio que se publicó el jueves en la revista Nature sugiere que una repentina elevación de 6.5 pies a 10 pies ocurrió en un período de 50 a 100 años hace alrededor de 121,000 años, al final del último intervalo de calor entre las edades del hielo.

Mi comentario: Cualquier suceso en la Naturaleza tiene una etapa inicial en donde la energía se intensifica, a la que le sigue un cambio abrupto. ¡Y la segunda siempre es fatal para los humanos! Sin embargo, podemos detener los amenazantes cambios que están ocurriendo en la Naturaleza si logramos equilibrarla. La forma de conseguirlo es transformándonos, adquiriendo el atributo de otorgamiento.

La Cabalá dice que la Naturaleza y el Creador son uno y lo mismo. La Gematria (el valor numérico) de la palabra Naturaleza (HaTeva) es el mismo que el Creador (Elokim). En nuestro mundo, el nivel de la naturaleza es más bajo que el nivel del “ser humano”. Por consiguiente, si nos corregimos, si cambiamos nuestro egoísmo a otorgamiento, nos volveremos equivalentes a toda la Naturaleza, al Creador. Por lo tanto, equilibraremos, a toda la naturaleza de nuestro mundo, logrando que nuestra existencia sea totalmente cómoda y segura.

martes, 28 de abril de 2009

Cabalá: Entendimiento y resolución de la crisis global


Hoy en día, una conversación casual en el tren, o tal vez con un compañero de trabajo o con algún conocido, tiende a expresar nuestra preocupación sobre el mundo en crisis. Nuestro diálogo puede comenzar con una discusión acerca del precio del transporte, el precio del almuerzo, o la falta de mejores trabajos; pero inevitablemente nos conduce a preocupaciones mayores: conservantes artificiales, dolencias y enfermedades, una economía en decadencia, catástrofes naturales, y guerra a nivel mundial. Muy frecuentemente terminamos nuestra conversación con palabras como “¿A qué está llegando este mundo?”
Los cabalistas nos dicen que todas las crisis que estamos viviendo en este mundo tienen un único propósito: Hacernos ver que estamos fuera de balance con la fuerza general de la Naturaleza, y que debemos restaurar nuestro equilibrio con ella. En realidad, todo lo demás en la naturaleza existe en perfecta armonía, siguiendo el principio de amor y reciprocidad. El único factor desestabilizador en nuestro mundo es el ego humano.
Pero la Cabalá también explica que el ego es una cualidad innata nuestra y que no podemos simplemente erradicarlo. No importa cómo ni cuanto nos esforcemos por hacerlo. Por ello, para crear ese balance vital con la naturaleza, sólo debemos corregir la forma en que utilizamos ese ego. Esto implica desarrollar una intención diferente en todo lo que hacemos: una intención enfocada hacia el amor y el otorgamiento, que nos permitirá restituir ese balance con la fuerza universal completamente inclusiva de la naturaleza.



Ciertamente, no ha habido una mejor época que la nuestra para desarrollar esta intención y corregir nuestro uso del egoísmo. En ­La Historia de Cosas con Annie Leonard nos presentan estadísticas alarmantes sobre los niveles de consumo en los Estados Unidos, y el efecto que esos niveles tienen en nuestras vidas. Por ejemplo, sólo Estados Unidos, que constituye un 5% de la población global, ha usado un tercio de los recursos naturales del mundo en los últimos treinta años, de acuerdo a grupos ambientalistas. Es más, siendo que un 51% de las mayores economías del mundo están compuestas por corporaciones, estamos produciendo e impulsando el consumo como el mayor valor de la identidad humana en todo el globo. Pero la pregunta es: ¿Acaso con esto el mundo se está convirtiendo en un lugar más feliz, pacífico o seguro?



La verdad es que no, y la Cabalá explica que la única razón por la cual no somos más felices es nuestro egoísmo humano, que está en oposición con la ley de “otorgamiento” recíproco que rige en la naturaleza. Por ello, al promover nuestras intenciones y objetivos egoístas, sólo profundizamos la crisis global, prolongando así nuestro sufrimiento.
Nuestra experiencia nos demuestra que incluso cuando desarrollamos métodos para resolver la crisis, éstos resultan ser inútiles y los problemas sólo empeoran. Eso ocurre porque finalmente debemos entender que no podemos realizar un cambio positivo mientras permanezcamos sometidos a nuestra naturaleza actual: el egoísmo humano no corregido.
No cabe duda que estamos llegando a entender que nuestro mundo está en crisis. Pero únicamente cuando estemos dispuestos a adherirnos a la ley de otorgamiento de la Naturaleza, podremos realmente comenzar a resolver la crisis. Para hacerlo, es indispensable aprender cómo usar nuestra naturaleza correctamente, y es de eso que se ocupa la Cabalá .

lunes, 27 de abril de 2009

De la generación “Yo” a la generación “Nosotros”


En los años 80, Douglas Coupland popularizó el término: “Generación X”, refiriéndose a la nueva generación. Este tema inmediatamente atrajo la atención de todos, y una cultura “pop” fue establecida a su alrededor, buscando descifrar las peculiares características de la nueva generación.
Hoy en día, vivimos en la época de la “Generación Yo”: una generación que típicamente se preocupa de un solo asunto, ¡ella misma!
La Cabalá sugiere que la mejor forma de pasar de la Generación “Yo”, donde nos sentimos alienados y hostiles, a la Generación “Nosotros”, donde nos sentimos conectados y a salvo, es por medio de un nuevo tipo de educación. ¡Créalo o no, los juegos de niños constituyen uno de los principales medios educativos!
La característica de los juegos de los niños hoy en día, en la Generación “Yo”, es la de ganar por ser el más rápido o el más inteligente; es decir, “mejor que todos los demás”. Para pasar de esta situación a la Generación Nosotros, los padres pueden alentar a sus hijos a participar en juegos donde el ganador es el que se conecte mejor con los demás.
Desde una edad muy temprana, los niños aprenderían sobre las ventajas de conectarse con los demás y desarrollarían una perspectiva que estuviera en armonía con la Naturaleza, en donde todo ya se encuentra interconectado en armonía.
Además de mostrarles a los niños cómo triunfamos al conectarnos con los demás, estos juegos también les mostrarían que sin esa conexión, seríamos derrotados. Los juegos les demostrarían a los niños que ser el mejor, que triunfar y ganar, puede ocurrir sólo cuando todos ganan. Esto les ayudaría a los niños a realizar esa transición de “Yo” a “Nosotros”, y ellos ganarían, junto con todos los demás.
Esos juegos y sistemas educativos pueden abrir el camino a una mentalidad nueva, interconectada, apropiada para el Siglo 21. Nuestra época de globalización creciente, junto con un egoísmo creciente, necesita que ocurra la transición de la “Mentalidad del Yo” a la “Mentalidad del Nosotros”. Usando juegos que faciliten esa transición, los niños y sus padres aprenderán una verdad fundamental: que ganar sólo puede suceder uniéndose a todos, y no en solitario.

Si los niños no reciben las respuestas que necesitan, se desconectan de sus padres y viven su propia vida.


Frecuentemente vemos que la nueva generación tiene una relación negativa con sus padres y mayores, que los tratan con rabia, respondiendo agresivamente a sus consejos. Si viéramos en esa rabia una demanda de algo más profundo, comprenderíamos que tal vez ellos están en lo correcto, porque la antigua generación no les está dando lo que necesitan.
¿Qué le damos a la nueva generación? Aparentemente lo tienen todo, bocadillos, televisión, o juegos de video. Pero eso no es lo que la nueva generación está pidiendo, no es lo que quiere; no está destinada a eso. A ellos les hace falta la respuesta a la pregunta: “¿Para qué vivo?” Y esa pregunta surge en ellos en forma de rabia y de violencia.
¿Por qué hay una generación antigua y una nueva? Los mayores deben proveerle a la nueva generación la información sobre la vida, transmitirles la sabiduría de cómo manejar su existencia; deben responder preguntas existenciales fundamentales como: “¿Dónde estoy? ¿Para qué? ¿Cuál es el propósito de mi vida?”
Desafortunadamente, con frecuencia eso no ocurre. La mayoría de los padres mismos nunca llegan a conocer las respuestas a estas preguntas. Aún así, ¿el hecho los libera de la obligación de darles a sus hijos lo que necesitan? Por supuesto que no. Si los padres mismos no lo saben, deberían buscar las respuestas. Los niños piensan, “Me dieron la vida, me han traído al mundo, y siento que me han botado aquí, sin ninguna ayuda”. Esto es lo que los niños sienten por dentro.
Al no recibir las respuestas que necesitan, los niños se desconectan de sus padres. El niño llega a casa, come algo y hace su propia vida. Percibe a su padre, su madre y todo lo que lo rodea como máquinas que le proveen sus necesidades físicas. Todo lo demás, que está relacionado con su alma y con sus otras necesidades interiores, nada tiene que ver con sus padres. ¿Quiénes son estas personas? Dinosaurios o robots que en la casa sólo tienen un rol: el de servirles. Los niños ven a sus padres exactamente de esta forma.
¿Podría ser diferente esta situación? Sí, pero sólo si los mismos padres reciben una educación distinta.
Si los niños ven que sus padres están interesados en saber cuál es la esencia de la vida, el motivo por el que vivimos y cómo alcanzar nuestra meta; si ven que sus padres evolucionan continuamente, los niños sienten que sus padres les pueden proveer la respuesta a cualquier pregunta que tengan, explicándoles qué es lo que ocurre en el mundo, y por qué; pueden ayudarlos a entender la crisis y todos los problemas, para que tengan posibilidad de relacionarse con el mundo correctamente. Los padres pueden, no sólo explicarles todo esto a sus hijos, sino también introducirlos a esta sabiduría.
Desafortunadamente, si los niños ven y sienten en su interior que sus padres se encuentran en una mala condición; si son testigos de su divorcio, o de su drogadicción, o si ven que ellos pierden su tiempo, desperdiciando su vida, ¿qué tipo de actitud pueden tener hacia ellos?
Los niños son muy inteligentes hoy en día. Es por ello que los padres deben entender que por el bien de sus hijos, ellos mismos deben educarse.