miércoles, 20 de mayo de 2009

¿Cuál es la razón del sufrimiento?

Existimos dentro de la ley de la Naturaleza, que se revela ahora y nos obliga a cumplirla incondicionalmente. Puesto que es una ley, es por lo tanto, imposible no observarla.


Por ejemplo, considere la ley de la gravedad. Cuando la conocemos, podemos diseñar un automóvil que fácilmente se puede desplazar en el espacio, aunque sea más pesado que el aire y opuesto a ella. Sin embargo, si no estuviéramos al tanto de la ley, podríamos estrellarnos. Así es como funcionan todas las leyes de la naturaleza: quien no las acata, se mata.


Aún no nos percatamos que estamos bajo la influencia de una nueva ley de la Naturaleza: la ley de interdependencia universal entre las personas. Ésta nos obliga totalmente a unirnos entre nosotros - unir nuestros deseos y pensamientos. No obstante, esto es completamente opuesto a nuestros deseos y pensamientos de ahora.


Sin embargo, la ley de interdependencia universal o garantía mutua gradualmente se nos revela, porque nos hemos desarrollado hasta el nivel necesario. Anteriormente, no la percibíamos porque no habíamos alcanzado el último nivel del desarrollo de nuestro egoísmo.


Por eso es que progresivamente nos vamos dando cuenta cómo utilizar todo lo que nos rodea. No sabemos qué hacer con nuestros deseos, pensamientos y acciones con el fin de recibir aunque sea un mínimo placer, como antes lo hacíamos. Ahora, tan pronto como alguien desea usar a los otros, le llega un golpe. Y, si esto no es aún evidente para nadie, muy pronto se revelará a todos. ¿Entonces, qué debemos hacer?


Para reducir los golpes, tenemos que examinar de cerca su causa. Veremos que las “plagas de Egipto” se presentan para apartarnos de nuestro egoísmo, y hacernos comprender que el egoísmo es la fuente de todos nuestros sufrimientos. ¿Pero, esto es posible? ¿Realmente podemos separarnos de nuestra naturaleza misma?


Es posible porque cuando alcanzamos este estado, revelamos que necesitamos la ayuda de arriba. Pero, hasta entonces, ni siquiera podemos suponer esta posibilidad. Por lo tanto, solamente los efectos del sufrimiento nos ayudarán a llegar hasta la petición correcta interior: “¡Qué la Fuerza Superior venga a corregirme!”


Veremos que el Creador lo hizo con un propósito: para que sintamos que lo necesitamos a Él y después crezcamos para ser como Él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario