lunes, 4 de mayo de 2009

Tenemos que darnos cuenta que el egoísmo es la causa de la crisis, antes que sea demasiado tarde


No habríamos tenido que atravesar por esta crisis financiera si hubiéramos tomado consciencia de las crisis anteriores. Las crisis que incluyen a la familia, educación, depresión, drogas, terrorismo, ecología y muchas más que dieron inicio a mitad del Siglo 20. Todo lo que hubiéramos tenido que hacer es darnos cuenta que una buena conexión entre nosotros traería paz a nuestros hogares, buena educación a los niños y una actitud correcta hacia la naturaleza y la ecología.

Sin embargo, no descubrimos que la causa de nuestros problemas radica en la conexión entre nosotros y por eso llegamos al estado en que nos encontramos con una crisis financiera. Hoy en día no son sólo los expertos en política, los economistas y psicólogos que empiezan a comprender cuál es la causa de la crisis, sino que todos empiezan a percibirlo.

Sin embargo, si la gente no puede influir a la sociedad y cambiar su actitud de “buscar ser el número1″ a “todos somos una familia”, entonces la distancia entre nosotros (el rompimiento del alma de Adam) se revelará con mayor claridad. Esto significa que no solamente nos haremos daño en el área de las finanzas, sino literalmente nos devoraremos unos a otros. Esto continuará hasta que descubramos la razón de nuestra condición: nuestro egoísmo inicial para después empezar a corregirlo y elevarnos por encima de él.

Esta crisis financiera será seguida de una etapa en donde la conexión entre la gente se revelará de una manera más nefasta. Nos mostrará en mayor grado nuestra dependencia mutua y nos encontraremos en peor situación que ahora. Incluso nuestra imaginación no puede vislumbrar lo que podría ocurrir. Y todo esto pasará para que revelemos el enorme egoísmo que separa a la gente, porque ahí es precisamente donde ocurrió el rompimiento.

Sin embargo, la corrección es posible, puede lograrse con la ayuda de la Luz, estudiando y utilizando las fuentes cabalistas. Este estudio nos revela nuestros deseos egoístas y nos da la fortaleza para corregirlos y unirnos con los demás.

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